Carne desocultada y amanecida siempre. Carne refugio del áspid y la alucema.
Carne donde despierta el sol y se posan Las sombras sobre el día anterior al día En que el desierto vio por vez primera Sin nostalgia ninguna rodar sobre el cilicio La negra sombra del insecto primero.
Carne portadora de la carta robada. Carne sin destinatario ni remitos del cielo.
Carne sin húmeros ni nombres.
Solo cilicio dorado sobre la ardida piel y El escozor del sol, “la sed”, “la sed”, que se Exalta en la primér pulsión que conduce Hacia el dátil y el oasis tan solitario como Esta carne sin nombre y sin origen, aún sin Cuerpo y órganos donde posar mirada, buscar Refugio, ser colonia portadora de territorios Que pidan ser colonizados por los gérmenes Portadores de vida - el rayo- los elementos todos Que ahora vienen hacia el dominio de la nada Y hacen aquí su labrantío.
¡Oh carne, tierra sin nombre, desierto sin posada!
Inocencia de lo que no tiene antes ni después Y eternamente se repite en la palabra Que tú pones en mí, siembras en mí, oh principio Generador de vida, belleza y fuerza, Sin otra esfera rotatoria que hacerme tuyo Y como el sol antes del sol y hacernos mutuamente Desde un principio sin principio Destinados al goce y la locura, Destrozándonos en la afirmación De la eterna metamorfosis de lo mismo.
Mis cenizas serán el alimento de los cuerpos Que nuevas carnes roten y vida y muerte Serán las aleteias del instante perfecto Sin nostalgias de purezas profanas.
Tu piel cubierta de cilicio y de oro, tu misma Piel dorada es la del dios que muere y solo indica El camino de la vuelta a la gracia de la inocencia Del devenir que fluye como fluyo desde tus brazos Hacia el cenit de destilada sangre.
Y olvidado de todo en la anamnesis De saberme escandido hago de toda carne Hoja donde grabar los éxtasis de un Eterno Retorno pues que soy el trabajo de tus días Nícholas Lemons alabanza de lo que no Será perdido y dios humanizado por las gracias Que presiden los ciclos y gestaciones todas Del juego del azar que recomienza Cuando tú me devuelves el Ápeirón que estalla En el cincel de oro que buriló tu cuerpo Para hacer de mi carne un Jardín de Delicias,
Y ver crecer un niño solar del torso en el cual Duerme ciego al horror de todo La inocencia del mundo que tú llevas contigo.
Oscar Portela Corrientes- Argentina 28 de octubre del 2008
Nicholas Lemons insisto no es un modelo: en todo caso es el modelo de un "Dios": por eso este poema refleja la relación de un espiritu con su cuerpo dorado fundido en oro.Oscar Portela
Fragilidad ante Nicholas Lemons (dedicado a Sabine) por Oscar Portela
Eres el Ángel. Estas aquí, encarnado. Junto a mí. Eres mi abismo. La frágil belleza que lo destruye todo. Tus manos no son Manos. Son las Ligeras Alas que el viento agita sobre la tierra árida desposada a mí llanto. Si lo supieras, ese saber también podría destruirme. Ni un instante siquiera podría soportarlo. Es el ámbito donde el abismo busca el Éter y ambos Sellan un nuevo pacto. Mi corazón estalla. ¿Cómo un mortal podría soportarlo? Encegueciéndose. Pero en tinieblas veo estremecerse todo lo que a tu paso siente la presencia del ángel. Imposible fue y será soportar la medida deste infinito que sopla aquí A mi lado. Insomnio Eres Tú. Deja que éste mortal consuma Sus temores violáceos y vuelque sus Cenizas en honor de tus Alas.
2 comentarios:
Embriaguez del desierto
poema de Oscar Portela
a Nicholas Lemons
Carne desocultada y amanecida siempre.
Carne refugio del áspid y la alucema.
Carne donde despierta el sol y se posan
Las sombras sobre el día anterior al día
En que el desierto vio por vez primera
Sin nostalgia ninguna rodar sobre el cilicio
La negra sombra del insecto primero.
Carne portadora de la carta robada.
Carne sin destinatario ni remitos del cielo.
Carne sin húmeros ni nombres.
Solo cilicio dorado sobre la ardida piel y
El escozor del sol, “la sed”, “la sed”, que se
Exalta en la primér pulsión que conduce
Hacia el dátil y el oasis tan solitario como
Esta carne sin nombre y sin origen, aún sin
Cuerpo y órganos donde posar mirada, buscar
Refugio, ser colonia portadora de territorios
Que pidan ser colonizados por los gérmenes
Portadores de vida - el rayo- los elementos todos
Que ahora vienen hacia el dominio de la nada
Y hacen aquí su labrantío.
¡Oh carne, tierra sin nombre, desierto sin posada!
Inocencia de lo que no tiene antes ni después
Y eternamente se repite en la palabra
Que tú pones en mí, siembras en mí, oh principio
Generador de vida, belleza y fuerza,
Sin otra esfera rotatoria que hacerme tuyo
Y como el sol antes del sol y hacernos mutuamente
Desde un principio sin principio
Destinados al goce y la locura,
Destrozándonos en la afirmación
De la eterna metamorfosis de lo mismo.
Mis cenizas serán el alimento de los cuerpos
Que nuevas carnes roten y vida y muerte
Serán las aleteias del instante perfecto
Sin nostalgias de purezas profanas.
Tu piel cubierta de cilicio y de oro, tu misma
Piel dorada es la del dios que muere y solo indica
El camino de la vuelta a la gracia de la inocencia
Del devenir que fluye como fluyo desde tus brazos
Hacia el cenit de destilada sangre.
Y olvidado de todo en la anamnesis
De saberme escandido hago de toda carne
Hoja donde grabar los éxtasis de un Eterno
Retorno pues que soy el trabajo de tus días
Nícholas Lemons alabanza de lo que no
Será perdido y dios humanizado por las gracias
Que presiden los ciclos y gestaciones todas
Del juego del azar que recomienza
Cuando tú me devuelves el Ápeirón que estalla
En el cincel de oro que buriló tu cuerpo
Para hacer de mi carne un Jardín de Delicias,
Y ver crecer un niño solar del torso en el cual
Duerme ciego al horror de todo
La inocencia del mundo que tú llevas contigo.
Oscar Portela
Corrientes- Argentina
28 de octubre del 2008
Nicholas Lemons insisto no es un modelo: en todo caso es el modelo de un "Dios": por eso este poema refleja la relación de un espiritu con su cuerpo dorado fundido en oro.Oscar Portela
Fragilidad ante Nicholas Lemons
(dedicado a Sabine)
por Oscar Portela
Eres el Ángel. Estas aquí, encarnado.
Junto a mí. Eres mi abismo.
La frágil belleza que lo destruye
todo. Tus manos no son Manos.
Son las Ligeras Alas que el viento
agita sobre la tierra árida
desposada a mí llanto.
Si lo supieras, ese saber también podría
destruirme. Ni un instante siquiera
podría soportarlo. Es el ámbito
donde el abismo busca el Éter y ambos
Sellan un nuevo pacto.
Mi corazón estalla. ¿Cómo un mortal
podría soportarlo? Encegueciéndose.
Pero en tinieblas veo estremecerse
todo lo que a tu paso siente
la presencia del ángel.
Imposible fue y será soportar la
medida deste infinito que sopla aquí
A mi lado. Insomnio Eres Tú.
Deja que éste mortal consuma
Sus temores violáceos y vuelque sus
Cenizas en honor de tus Alas.
Publicar un comentario